Tal vez sea este el momento de desterrar todos los miedos. Precisamente, cuando nos intentan aferrar a sus dictadura. Precisamente, cuando más quieren que suframos de mieditis aguda.
Quizás ahora, sea el momento de alzar las posibilidades de cada ser, humano o no, en pro de un mundo mejor y más equilibrado.
Porque, hace años, una niña hizo callar al mundo durante 6 minutos, aunque más le valiese al mundo haberle hecho caso...sí, a una niña. Habrá quien diga que estoy loco o que soy inocente, pero ni yo diciendo esto ni ella diciendo lo que dijo, pecamos de inocencia alguna: sencillamente nos revelamos contra aquellos que nos incitan a que no veamos la realidad.
Está bien que nos impelan a labrarnos un futuro, está bien que nos digan que atesoremos conocimiento, pero en ello, sus propias palabras se vuelven contra sus consideraciones más acomodaticias: el conocimiento busca la verdad, y la verdad, muchas veces, no es precisamente agradable.
Seguramente, también nos llamarán idealistas cuando decimos que, realmente, si hay voluntad, un mundo más próspero, justo, sincero, generoso y feliz es posible.
Como decía ella aproximadamente: ¿Para que nos han enseñado a ser correctos y generosos los unos con los otros cuando ahora se desdicen?
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